El PPRM propone implantar programas de actividades físicas para personas enfermas de cáncer, con el fin de conseguir la mejora física y mental

El PPRM propone implantar programas de actividades físicas para personas enfermas de cáncer, con el fin de conseguir la mejora física y mental

Coincidiendo con el Día Mundial contra el Cáncer, la diputada Sonia Ruiz ha afirmado que “está demostrado que la actividad física regular disminuye la incidencia de, al menos, 13 tipos de cáncer” 

 

“Durante el tratamiento oncológico, el ejercicio mantiene el tono muscular, contrarresta la debilidad ocasionada, promueve el descanso nocturno e incrementa el apetito”, ha informado la ‘popular’ 


El Grupo Parlamentario Popular ha presentado en la Asamblea una moción sobre la implantación de programas de actividades físicas para personas enfermas de cáncer, con el fin de conseguir la mejora física y mental de los pacientes en los centros hospitalarios de la Región de Murcia. 

 

La diputada regional del PP y precursora de esta iniciativa, Sonia Ruiz, ha explicado, coincidiendo con el Día Mundial contra el Cáncer, que “está demostrado que la actividad física regular disminuye la incidencia de, al menos, 13 tipos de cáncer, especialmente el cáncer de mama y el de colon, dos de los cánceres más frecuentes, así como la incidencia de cáncer ginecológico, leucemias y linfomas, y cáncer de próstata”. La razón es un cambio en el metabolismo que se convierte en "factor antitumoral".  

 

También, ha matizado “el deporte, y la actividad física en general mejoran la imagen corporal, la autoestima y el funcionamiento cardiaco” e, incluso, “mejora el humor, la sociabilidad, genera nuevas habilidades, reduce la demencia y la depresión, la osteoporosis y las caídas en el anciano”. 

 

Ruiz ha afirmado que “muchos pacientes con cáncer creen que la mejor manera de sobreponerse a los efectos secundarios del tratamiento es haciendo reposo, cuando lo cierto es lo contrario”. El descanso debe ser suficiente, pero no excesivo. El sedentarismo incrementa la debilidad muscular (por atrofia) que, a su vez, produce cansancio, acumulación de grasa corporal y la disminución de la autoestima y la motivación. 

 

Por ello, “durante el tratamiento oncológico, el ejercicio mantiene el tono muscular, contrarresta la debilidad ocasionada, promueve el descanso nocturno e incrementa el apetito”, ha informado la ‘popular’. En general, “mejora la actitud del paciente frente a los retos terapéuticos que le plantean”. 

 

Algunos pacientes tratan de mantener un programa propio de ejercicio físico, mientras que otros prefieren acudir a un fisioterapeuta o entrenador personal que le proporciona un programa adaptado a su condición física particular y a la situación concreta de su enfermedad.  

 

“Una vez finalizado el tratamiento oncológico, el ejercicio físico reduce y ralentiza la recurrencia del cáncer y aumenta la supervivencia incluso en los pacientes en los que persiste la enfermedad, mejora la calidad de vida y restaura el tono físico al nivel previo al diagnóstico”, ha concluido Ruiz. 

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